  |                                       Paz Álvarez / MADRID                    (18-11-2005)
                      El dato hará saltar más de una alarma en las empresas                    españolas: tan sólo el 20% de los profesionales rinde al cien                    por cien en el trabajo, o casi. En el otro extremo, el 46%                    asegura estar a un 70% -o menos- de su potencial. Nadie se                    coloca por debajo de este porcentaje. El otro 31% considera                    que su esfuerzo en el trabajo ronda el 80% de sus                    posibilidades. Lo grave es que todo esto ocurre cuando la                    globalización y el creciente aumento de la competitividad                    entre compañías requiere de una mayor productividad y                    rendimiento de las empresas.                    De todo esto se habló ayer en la presentación de un estudio                    sobre el reto de la productividad del rendimiento de calidad,                    elaborado por la consultora Otto Walter, con la opinión de                    1.836 empleados de grandes y medianas empresas españolas. Lo                    cierto es que 'tenemos un problema', afirmó Paco Muro,                    presidente ejecutivo de Otto Walter, que aprovechó la ocasión                    para lanzar un mensaje alentador para las empresas: 'aún                    estamos a tiempo de mejorar'.                    En cuanto a los factores que más entorpecen la                    productividad para los profesionales, se encuentra el exceso                    de tareas y de urgencias, así como la falta de comunicación y                    procesos claros y la presión por el resultado a corto plazo.                    'Parece que los directivos no saben decir no a lo secundario.                    Hay un exceso de disciplina malentendida. Y es necesario                    descubrir y crear unos parámetros de excelencia para todos',                    explicó Muro, quien criticó una de las prácticas más                    habituales dentro de las empresas: la de valorar más la                    presencia que los resultados. 'Cuando no hay un alto nivel de                    calidad directiva, se valora más el bulto que la                    productividad', agregó.                    En su opinión, uno de los frenos al rendimiento lo pone el                    propio alto ejecutivo cuando no sabe dónde va, ni de qué                    recursos dispone para desarrollar la estrategia. Lo cierto es                    que cuando los profesionales dicen 'no vale la pena trabajar',                    están reclamando algo más que salario. 'La gente entiende que                    es difícil que le paguen más. Piden un aplauso, una palmadita                    en la espalda, que es gratis y es lo que se denomina                    retribución emocional'.                    Otro factor que influye en la desgana es la falta de                    autonomía y de delegación, 'si no hay criterios y objetivos                    claros la gente no aprende'. Y la formación, así lo cree este                    experto, no significa asistir a un curso, sino que va más allá                    y requiere de la inversión del tiempo del directivo para que                    su gente aprenda.                                                                                     |   |                         Uno de los                          frenos lo pone el propio alto ejecutivo cuando no sabe                          dónde va, ni qué recursos tiene
 
  |                          |                      Lo que pone de manifiesto el estudio de Otto Walter es que                    la calidad de dirección de las personas ni es prioritaria ni                    forma parte de la estrategia de las empresas. En cuanto a la                    diferencia entre los directivos veteranos (más de 50 años) y                    los jóvenes (entre 30 y 39 años), el estudio hace hincapié en                    que los primeros valoran más el largo plazo, frente a los                    jóvenes que notan la presión por el resultado a corto. Ambos                    colectivos creen que el factor que más influye en la baja                    productividad es el exceso de tareas y urgencias, así como la                    falta de organización en los procesos. Los veteranos creen que                    se valora más la presencia que la eficacia, mientras que para                    los más jóvenes no es prioritario. Lo que sí criticó el                    presidente de Otto Walter es el maltrato de muchas empresas a                    los veteranos. 'Muchos creen que a los 52 años el talento se                    atrofia y no se valora. Es una pena porque es necesario. Hay                    gente con experiencia que tienen ganas de trabajar y formar a                    los más jóvenes', añade Muro.                    A pesar de las conclusiones alarmistas del informe, el                    mensaje que la consultora quiere lanzar es de esperanza, ya                    que es necesario apostar por la productividad, la innovación y                    la creatividad, pero sobre todo se requiere rigurosidad con                    los procesos y la calidad. El reto es importante.                                                                                                                         |                    | 
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