Evitar la muerte de las células El experimento norteamericano no es el único. Otro grupo de investigadores del
General Hospital de Viena trabaja en la misma dirección, según
Der Spiegel. Ambos grupos de investigación han utilizado el mismo método: introducir en el cuerpo de los cerdos varios litros de una solución salina que les baja la temperatura corporal hasta los dos grados centígrados.
Eso hace que el animal alcance un estado de animación suspendida, que evita que las células de sus cuerpos mueran. Cuando se quiere reanimar, en este caso resucitar, al animal, se le bombea sangre caliente dentro del cuerpo, lo que gradualmente hace que su cuerpo recupere la temperatura. A los 25 grados, el corazón de los cerdos comienza de nuevo a latir y vuelven a la vida.
Según el semanario alemán, se están preparando pruebas clínicas iniciales para seres humanos. De hecho, diversos hospitales estadounidenses, en Pittsburg, Baltimore, Los Ángeles y Houston, realizarán algunos experimentos en fecha no determinada. Todos los datos se reunirán en un análisis conjunto sobre las posibilidades de esta nueva técnica.
Se espera que con esta técnica se pueda ganar tiempo para realizar operaciones quirúrgicas complicadas, en las que está en juego la vida de los heridos, especialmente por disparos o accidentes. Es muy común que estos tipos de pacientes, con graves hemorragias, mueran antes de que los médicos puedan terminar su trabajo. Traer a los hospitales a los heridos en un estado de animación suspendida, y atenderlos según llegan con tranquilidad para operarlos, podría salvar muchas vidas, aseguran los investigadores.
Guardar la sangre caliente En ese caso, los médicos dejarían que los pacientes “muriesen” desangrados, guardarían su sangre, luego les inyectarían la solución salina fría y, finalmente, sólo cuando sus heridas estuviesen del todo suturadas, los revivirían introduciendo en su cuerpo la sangre caliente que habían perdido.
Durante los próximos 18 meses, este procedimiento se espera probar en pacientes humanos, aunque será sólo con aquellos en los que quede claro que su salvación con medicina tradicional de emergencia es imposible.
Las primeras pruebas de este tipo de tratamiento fueron realizadas por el doctor austriaco Peter Safar, del
Safar Center for Resurrection Research, de Estados Unidos, que experimentó esta misma técnica con perros desde 1994.
A los perros se les inducía al estado de animación suspendida con el fin de crear un método que diera más tiempo a los cirujanos para atender a los heridos de guerra. Safar utilizó también la solución salina fría para mantenerlos en un estado de muerte clínica.
Nuevas expectativas A esta solución, Alam y su equipo de Boston le han añadido pequeñas cantidades de azúcar. Este añadido ha permitido que los animales puedan volver a la vida después de tres horas de animación suspendida.
En sus primeros experimentos, Safar tardaba hasta 12 horas en bajar la temperatura de los perros mientras se aumentaba levemente la presión en la sangre para que circulara a pesar de haberse espesado por el frío. De esta manera, logró llegar a los diez minutos de detención absoluta del corazón y de la actividad cerebral sin que se produjeran lesiones.
El problema para que el tratamiento funcionara con seres humanos en situación de emergencia era encontrar una forma más rápida de congelar el cuerpo, que fuera más práctica y que diera más tiempo para actuar a los médicos del futuro. La solución salina fría fue finalmente un importante hallazgo para que el proceso se consiguiera, abriendo nuevas expectativas a los investigadores actuales.
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